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terça-feira, 2 de dezembro de 2008

Graciela Iturbide



Entrevista exclusiva con Graciela Iturbide - premio Hasselblad de fotografía 2008
Tomado de: http://www.phedigital.com/index.php?sec=noticia&id=101

" LA MIRADA ES MUY IMPORTANTE, ES LO PRIMERO PARA PODER CAPTAR EL MOMENTO"

Graciela Iturbide (México D.F, 1942) es una de las fotógrafas más reconocidas de América Latina. Entre sus principales intereses se encuentra el mundo indígena, la búsqueda del símbolo y los retratos.

Iturbide mezcla en su trabajo la cultura tradicional con elementos contemporáneos y altas dosis de poesía. Y es que su fotografía tiene una increíble fuerza y belleza visual.

Este año 2008 ha recibido el premio Hasselblad de fotografía, que se concede todos los años a artistas visuales que crean un estilo único en la fotografía a nivel internacional. Este premio está dotado de 500 mil coronas suecas (50 mil euros), además de la posibilidad de montar una exposición en el Centro Hasselblad, en Gotenburg (Suecia).

Phe.es habló con Graciela Iturbide en exclusiva sobre su trabajo, sus procesos creativos y sus expectativas para el futuro.

PHE- ¿Cómo empezó en el mundo de la fotografía? ¿Qué le impulsó a comenzar?

Graciela Iturbide- Mi primer contacto con la fotografía tuvo que ver con la afición de mi padre por esta disciplina. Mi aprendizaje empezó en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la escuela de cinematografía, donde entré para estudiar cine. Allí conocí a Manuel Álvarez Bravo. No solamente pude asistir a su curso sino que enseguida me convertí en su “achichincle”, que en México es el nombre que se le da al ayudante del albañil.

PHE- ¿Cuáles fueron los principales maestros o los fotógrafos que le influyeron de alguna manera?

GI- Aprendí de Álvarez Bravo, no solamente sobre fotografía, también y sobre todo de la cultura (literatura, música, arte popular, etc.). Fue un maestro en toda la extensión de la palabra, mi relación con él fue muy cercana y tuve la oportunidad de estar siempre cerca de él y de su familia.

Brassaï, que es uno de los fotógrafos decisivos de mi vida, tiene una frase que inspira desde hace tiempo mi trabajo: “La vida no puede ser captada ni por el realismo ni por el naturalismo, sino solamente por el sueño, el símbolo o la imaginación”. En la vida todo está ligado: tu dolor; tu imaginación que quizás te sirva para olvidarte de la realidad.

PHE- ¿Cómo definiría su trabajo fotográfico? ¿Sigue alguna línea concreta?

GI- La sorpresa. La mirada es muy importante, es lo primero para poder captar el momento. La técnica es indispensable para un buen resultado pero para mí es importante la sorpresa y la intuición. Después viene la reflexión para la selección de la imagen y tener un buen resultado.

PHE- Cuéntenos sobre el premio Hasselblad que ha recibido este año ¿Qué ha significado para usted?

GI- El premio Hasselblad es actualmente el más importante en el campo fotográfico, para mí es un incentivo recibir este premio y hasta cierto punto un compromiso para seguir trabajando.

PHE- ¿Nos puede hablar sobre su trabajo "Ojos para volar"? ¿Qué le inspiró a hacerlo?

GI- Este trabajo es a partir de una entrevista que hizo La Fábrica Editorial en España y en este pequeño libro Fabienne Bradu me entrevistó. Más tarde la Universidad de Austin Texas se interesó por este trabajo e ilustraron el libro y la entrevista con las fotos de las cuales yo hablaba. El título tiene que ver con un autorretrato mío que se llama Ojos para volar y que ilustra la portada.

PHE- La muerte es un tema presente en todos sus trabajos... ¿Por qué le interesa?

GI- La muerte en México se toca constantemente: se juega y se llora con ella. Es la cultura de mi país y, por razones personales, traté de fotografiar por un tiempo el significado de estas tradiciones, el resultado, obviamente, es muy personal.

PHE- Hablando del panorama fotográfico de este año 2008 que ya acaba ¿Nos podría recomendar algún libro, exposición o fotógrafo que le haya sorprendido especialmente durante este año?

GI- En general veo muchas exposiciones y compro libros ya que es mi pasión. Acaba de salir un libro Manuel Álvarez Bravo Photopoetry Thames & Hudson que me confirma la sensibilidad y la parte poética de Manuel Álvarez Bravo.

Encuentra el texto sobre "El sueño y la muerte" de Graciela Iturbide en nuestra sección Dossier (Extracto de Conversaciones con fotógrafos. Graciela Iturbide habla con Fabienne Bradu)

EL SUEÑO Y LA MUERTE
Graciela Iturbide







He tenido algunos sueños que tienen que ver con mi trabajo. Un día, quizá en los ochenta, soñé una frase que se repetía: “En mi tierra sembraré pájaros”, y veía a un hombre con muchos pájaros revoloteando. En mi sueño aparecían la frase y la imagen juntas. No sé que significado tenía la frase y visualmente era un hombre con muchos pájaros. Por casualidad, más adelante, lo encontré. Bueno, no es tan difícil toparse con un hombre con pájaros.
Fui a una isla del Estado de Nayarit, cerca de la isla Marías , donde sólo viven pájaros y había un hombre que era el cuidador de la isla. Existe una foto muy conocida en la que el señor mira los pájaros. Yo la relaciono con el sueño. Lo que todavía no he averiguado es si la frase tiene que ver conmigo como fotógrafa o como simple persona.
Fue cuando quise imprimir la foto que me acordé del sueño y me impresioné un poco. Ahora no sé si he forzado el reconocimiento o fue el sueño que me influyó a ver cierta realidad. Puede ser que la imagen haya sido captada por mi sueño.
Otro sueño también tiene que ver con mi trabajo. A raíz de una separación afectiva, soñé con mi casa ardiendo y veía mis negativos consumidos por el fuego, que era lo que más me angustiaba. Me sentía desesperada porque me decía: “Se va a perder mi trabajo”. Lo fantástico fue que empezaron a salir de los negativos la mujer con la grabadora caminando y la señora de las iguanas. Tampoco he podido interpretar este sueño, pero de alguna forma se salvaban mis personajes. Quizá signifique que era más importante el personaje que los negativos, pero a fin de cuentas se trataba del personaje inventado por mí en mis fotografías. Por eso me pregunto: ¿se estaban salvando los personajes que yo vi o se estaba salvando mi interpretación de ellos?
En realidad no estoy segura de que se trate de un sacrificio, de que prefiera conservar a los personajes por encima de una buena foto, porque no se estaba salvando la imagen real. Quizá sea tan egoísta que si bien se pierde el celuloide, sí se salva mi imagen.
Para mí, el sueño siempre ha sido muy importante en mis trabajos. Sueño en la noche con lo que hice en el día, sueño con cosas que voy a hacer, tengo sueños premonitorios.

Brassäi es uno de los fotógrafos más decisivos en mi vida, su trabajo me deslumbra, sobre todo las series sobre las noches de París: esta manera tan fuerte, tan ruda y tan poética a la vez, de interpretar la vida de los prostíbulos, de las calles nocturnas. Y no solamente me fascinan sus imágenes, sino también lo que escribe, sus conversaciones con otros artistas y su vida cotidiana. Desde hace mucho, una frase suya ha inspirado mi trabajo, y dice: “La vida no puede ser captada ni por el realismo ni por el naturalismo, sino solamentepor el sueño, el símbolo o la imaginación”.

En lo que respecta a mi trabajo quiero que estén presentes el sueño y la imaginación. Y la frase de Brassäi me marcó mucho, porque me identifiqué con esta manera de ver y quería identificarme con su concepción del arte fotográfico.
Quiero hablar de otro episodio que tiene que ver con la muerte. Cuando perdí a mi hija Claudia, tuve la obsesión de fotografiar la muerte, sobre todo en los niños, vestidos de angelitos como es la costumbre en México. Tenía la necesidad de confrontarme con la muerte de otros, quizá para saldar mi propio dolor. Y me sucedió algo tan fuerte que dejé de fotografiar la muerte. En el campo mexicano, me encontré con unas personas que llevaban a un angelito al cementerio. Pedí permiso para fotografiar, ellos accedieron e incluso posó toda la familia, me abrieron el ataúd y también fotografié al angelito. Y me permitieron seguirlos hasta el cementerio de Dolores, en Hidalgo.
Durante el trayecto, el señor voltea a verme con los ojos azorados, aterrados, porque en el camino yacía un hombre, mitad calavera, mitad hombre. Los pájaros ya habían empezado a comérselo. El cuerpo, o lo que quedaba del cuerpo, impedía el paso. Todavía estaba vestido, con pantalones y zapatos, pero los buitres ya lo habían picoteado. Para mí fue como se la muerte me estuviera diciendo: “Quieres fotografiarme, aquí estoy”. Le saqué fotos, pero nunca he hecho las impresiones. Y
allí inicié mi serie de los pájaros.
En el cementerio, empezaron a revolotear todos los buitres, y muchas de mis fotos de pájaros parten de allí, porque el cielo estaba repleto de pájaros. Todo esto para decir que en la vida todo está ligado: tu dolor y tu imaginación que quizá te sirva para olvidarte de la realidad. Es una manera de mostrar cómo se liga lo que vives con lo que sueñas, y lo que sueñas con lo que haces y queda en papel.

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