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terça-feira, 12 de março de 2013

Declaratoria del Comando Colibrí







                  Se me ha preguntado qué es el comando colibrí y, tal vez, yo no sea la más adecuada para dar una respuesta. Sin embargo, diré algo sencillo. El comando colibrí es el brazo armado del feminismo latinoamericano decolonial. Pero nuestras armas no son las de fuego, sino las de aire y las de carne. Hace mucho tiempo, el poeta del siglo de oro español Lope de Vega dijo: las palabras de mujer se las lleva el viento. Una idea que le hizo mucho ruido a Sor Juana Inés de la Cruz. Y si esto es así, entonces, tendremos que trabajar con el viento, pero también con las palabras. Así pues, sí, trabajamos con las palabras, con el arte, con la cultura, con el mundo simbólico, con las nubes, con la tierra, con el agua, con el aire. Ahora bien, nuestro trabajo no es algo diferente a inventarnos formas para crear problemas e imaginamos siempre las estrategias más perfectas para meternos en ellos. Y sí que nos hemos metido en problemas. Recuerdo, por dar un ejemplo, la tarde aquella en que le pusimos un tutu color rosa a la estatua del libertador Simón Bolívar, en Bogotá, y la policía nos correteó. También, solemos distribuir manzanas envenenadas entre las princesas. Realmente el veneno no es suficiente como para hacerle daño a un mosco, pero sí para causar una diarrea espantosa. Y es que para nosotras no hay una imagen más poética que la de Blanca Nieves toda cagada. Sí, nuestra política es grosera, porque nuestra rabia no tiene poesía. Entonces, nuestra política, si es que existe tal cosa, es el sabotaje. Y no, no creamos nada original, sólo usamos las palabras que nos son útiles y que vienen de todas partes. A esto se le ha llamado plagio, nosotras lo llamamos: resignificación.Como comando guerrilla, nosotras no queremos los mediocres derechos de los hombres, ni su hipócrita tolerancia, ni su débil respeto, queremos dinamitarlo todo: al estado, al capital, al racismo, a la colonialidad, a la familia, a las religiones opresivas, a las transnacionales, a los transgénicos, a los bancos, a las ideas de que la mujer es ante todo madre, a la sexualidad como dispositivo, a la heterosexualidad como norma. Ni dios, ni estado, ni partido, ni marido. Nuestra demanda es una y sólo una: construir las condiciones de posibilidad de una esperanza de utopía, aquí, en el Abya Yala. Resistimos como mujeres, pero algunas queremos resistir como monstruos: seres cuya capacidad de seducción, como dice Itziar Ziga sobre las perras, es igual o superior a su terrible inteligencia. En esta instancia, es obvio que somos feministas. Feministas de las cabronas, no de las buenas. Una feminista es un monstruo que lucha por un mundo donde quepan muchos mundos y donde la humanidad no sea sinónimo de devastación,  donde las vaginas no signifiquen lo que ahora y la menstruación no sea condición de subalternidad. El comando colibrí somos todas y es ninguna. Estamos en todas las selvas, todos los desiertos, todas las cordilleras, todas las ciudades, todos los campos donde quiera que el patriarcado se haya asentado. Somos monstruos, si, pero el comando es promiscuo, exagerado y espectacular. Entonces, somos coalición, por afinidad, de perras, lobas, colibrís, delfines rosados, alienígenas, putas pagas y no pagas, lesbianas, brujas, vampiras, niñas raras, no-mujeres, indígenas, esclavas, malinches, lloronas, cyborgs, campesinas, mestizas y demás figuras de circo.Ahora bien, el comando está furioso, porque la violencia física, simbólica, económica, síquica, contra nuestras hermanas es tanta y tan fuerte, que nos están exterminando a todas, aquí, en nuestro hogar. Por eso, hemos adoptado una consigna que nació con sangre: “Si tocan a una, nos tocan a todas”. En ese sentido, como comando guerrillero, debemos aprender a defendernos con el cuerpo, porque nuestras armas también son las de carne. Por eso, para el comando es fundamental formar a sus subcomandantas en autodefensa, manejo de cuchillos y de armas de fuego. No entendemos bien, como verán, en qué momento se unió el pacifismo con el feminismo. Y no, no vamos a matar a nadie, porque hemos hecho una revolución sin disparar una sola arma. Hablamos de defensa, nunca de ataque. Pero si un cabrón intenta violarme o matarme por el simple hecho de “parecer” mujer, entonces yo ya no seré una cachorra asustada, sino una perra enfurecida y le mostraré de qué materia esta hecho el infierno. Hoy tenemos una sola escuela de formación, mañana, de nuevo, estaremos en todas partes. Aún queda una esperanza. No puedo concluir sin decir que el comando colibrí es, ante todo, una aventura colectiva, un desordenar lo que sabemos, lo que creemos saber, lo que sentimos, de cómo nos construimos y de lo que deseamos. Una forma de desparender la colonialidad de género, para reaprender a estirar las alas y a recibir el sol en el rostro y a la luna en el vientre. Sí, hacemos nuestra la historia de la colonialidad, de cómo las esclavas y las indígenas fueron violentadas, de cómo fuimos construidas como objetos, como animales de carga, pero nunca como humanas y, desde ahí, nos construimos otras. Y lo hacemos porque una cosa es cierta, frente a las diferentes formas de discriminación, de silenciamiento, de disciplina, de colonialidad, en nuestro mundo hecho por varios mundos: la resistencia será feminista y decolonial o no será. ¿Cuál es la promesa del comando colibrí? 



                 Una sola: la lucha continua, no importa la latitud, no importa las circunstancias, no importa el nivel de violencia: estamos aquí. Nos tomaremos el cielo por asalto, pero también la tierra. Vamos a traicionar la cultura, porque la cultura nos ha traicionado, como nos lo enseñó Gloria Anzaldúa. ¿A dónde nos llevara todo esto? No sé, porque además yo no he venido a decir cómo va a acabar todo esto, sino cómo va a empezar. Voy a enseñarles a todas lo que ellos no quieren que veamos. Les enseñaré un mundo sin reglas y sin controles, sin limites ni fronteras. Un mundo donde mi vagina no signifique nada, donde no se intercambie a las mujeres, donde no exista el Paraíso y el Edipo no funcione, donde con quien haga el amor y cómo lo haga no se de por sentado. Un mundo donde sea más fácil conseguir un vaso de agua que un arma de fuego. Un mundo donde quepan muchos mundos. Un mundo donde pueda decir, con amor: “por ti”. Un mundo donde cualquier cosa sea posible. Lo que hagamos después es una decisión que dejo en sus manos. ¿A cuál comando perteneces?

Maria Teresa Garzón

 

terça-feira, 5 de março de 2013

8 de marzo

Primeiro em língua argentina



8 de Marzo mujeres en el poder, o el poder de las mujeres
o… cómo romperle el patriarcado al sistema

marian pessah[1]

        El mundo no va a cambiar el día que las mujeres[2] lleguemos al poder, sino el día que las mujeres tomemos consciencia que YA estamos en el poder.

        Para desarrollar esta idea tendríamos que discutir varias cosas, entre ellas, qué significa poder, y qué tipo queremos, si el sustantivo, el verbo, o la acción. Mientras tanto, me quedo pensando que las mujeres somos el 94% de las profesorAs de la “educación formal”, también, pienso en el papel relevante que tienen las madres en este patriarcado capitalista. PAREMOS. Detengamos un momento las rotativas y pensemos. BASTA de reproducir violencia, opresión, sumisión, sí señor. Vamos a producir nuestro mundo, a enseñarlo y transmitirlo, tenemos todas las herramientas en nuestras manos, ¿o no estamos YA en los lugares en que se enseña a vivir y se transmiten las reglas del juego de la vida? ¿Quién pasa más tiempo con lxs niñxs en las guarderías, en las escuelas, universidades, en las casas? ¿Cómo es que les seguimos cuidando y criando sus hijxs al patriarcado? ¡Qué locura!, ¿qué clase de dispositivo nos han metido en la cabeza? Somos las mujeres quienes estamos criando a los futuros hombres violentos y feminicidas. ¿Se dieron cuenta? ¡Paremos las máquinas! Es hora de DESOBEDECER.

        Entendámonos: llegar al poder por la vía electoral significa que nos sigan domesticando y acomodando a su imagen y semejanza. ¿Más aún? Es llegar al centro de la corrupción y poder manejar las máquinas que lavan las cabezas. Tomemos consciencia e impulso del poder que tenemos YA, HOY en nuestras manos. La revolución se hace en las casas, en las camas, en las calles y en las escuelas. Unámonos a una otra educación popular, al poder popular consciente y con consciencia, sólo así le romperemos el patriarcado al sistema.

       Deseo que el 8 de marzo sea un abridor de consciencias, con flores y árboles que tengan los pies en la tierra, y nosotras, la lucha y los puños en alto.


Ahora  en lengua brasilera




8 de Março mulheres no poder ou... o poder das mulheres

marian pessah[3]

O mundo não vai mudar no dia que as mulheres[4] cheguemos ao poder  mas no dia em que as mulheres tomemos consciência de que JÁ estamos no poder.

Para desenvolver esta ideia teríamos que discutir várias questões, entre elas, o que significa poder e que tipo queremos, se o substantivo, o verbo, ou a ação. Fico pensando que as mulheres somos 94% das professorAs da “educação formal”, também penso no papel relevante que têm as mães neste patriarcado capitalista. CHEGA. Vamos deter as máquinas do sistema por um momento e pensar. BASTA de reproduzir violência, opressão, submissão, sim senhor. Vamos produzir nosso mundo e transmiti-lo, temos todas as ferramentas em nossas mãos, ou JÁ não estamos nos lugares em que se ensina a viver e onde se transmitem as regras do jogo da vida? Quem passa mais tempo com as crianças nas creches, nas escolas, nas universidades, nas casas? Como é que seguimos cuidando e criando xs filhxs do patriarcado? Que loucura! Que tipo de dispositivo nos meteram na cabeça? Somos as mulheres quem estamos criando os futuros homens violentos e feminicidas. Já se tocaram disso? CHEGA!! É hora de DESOBEDECER.

Vamos nos entender: chegar ao poder pelas urnas significa que continuem a nos domesticar e que nos construam a imagem e semelhança dos patriarcas . Mais ainda? É chegar ao centro da corrupção e poder dirigir as máquinas que lavam as cabeças. Vamos tomar consciência e impulso do poder que JÁ temos HOJE em nossas mãos. A revolução se faz nas casas, nas camas, nas ruas e nas escolas. Vamos nos unir a uma outra educação popular, ao poder popular consciente e com consciência, só assim poderemos criar fissuras profundas e irreparáveis no sistema patriarcal.

Desejo que o 8 de março seja um abridor de consciências, com flores e árvores que tenham os pés na terra e, nós mulheres, na luta e os punhos em alto.








[1] marian pessah – (h)artivista  - grupo Mulheres Rebeldes - http://radicaldesdelaraiz.blogspot.com.br/  /                          marianapessah@yahoo.com.br

[2] Hablo de las mujeres en plural porque somos muchas y diferentes. Cuando hablamos de LA mujer, en el imaginario colectivo se dibuja el modelo de mujer blanca, heterosexual, clase media, monogámica y…sumisa. Al nombrarnos en plural, dejamos la puerta abierta a todas las posibilidades, inclusive, a quienes no nos identificamos como mujeres sino como lesbianas.

[3] marian pessah – artivista  - grupo Mulheres Rebeldes - http://radicaldesdelaraiz.blogspot.com.br/  /                          marianapessah@yahoo.com.br

[4] Refiro-me às mulheres em plural porque somos muitas e diferentes. Quando falamos dA mulher, no imaginário coletivo se desenha o modelo da mulher branca, heterossexual, classe media, monogâmica e…submissa. Na hora que somos nomeadas em plural, deixamos a porta aberta a todas as possibilidades, inclusive, a quem não se identifica como mulher e sim como lésbica.