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quarta-feira, 23 de junho de 2010

Se me atravesó una chica


marian pessah

Había sido un día de mucho calor. Insoportable. Mes de febrero, poca gente en la city.

De nochecita, sonó el teléfono, Ceci anunciando que en su terraza corría una brisa, que por qué no nos juntamos algunas ahí..

Cual ráfaga, comenzamos a caer en los altos de la Avenida Córdoba.

Cada una aportaba birras, todas las marcas eran bienvenidas. Al llegar, eran destinadas a una gran caja de telgopor. Repleta de hielo.

Por suerte Chila había llevado la guitarra.

Bebíamos cerveza, cantábamos, nos mirábamos.

El calor continuaba, pero ahora, corría una brisa. Corría la prisa. Se abría una ventana.

Por la puerta, aparecían Marisol y Ángeles. Juntas, alegres, radiantes, felices.

Mi cerveza se acababa. Al sumergir mi mano, profundo, dentro de la caja repleta de piedras, heladas, mis ojos se encontraron con los de Marisol. Me sonrió, comentó cuánto tiempo hacía que no nos veíamos. Su mano, sumergida también en lo profundo, se encontraba con la mía.

- ¡Che! No derritás la birra. – gritaba Talita, directora de una famosa revista del ambiente.

- Somos “amigovias” con Ángeles – lanzó su confesión -. Pero sin compromiso, ¿viste? Amigas con derecho a sexo, como dice mi sobri.

- ¿Estamos en la Avenida de la Poliamorosidad? ¡Wow!

Ella sonrió. Ángeles, echaba unas miraditas por encima de su hombro, como quien no quiere la cosa, mientras conversaba con Matilde.

Volvimos a cerrar la heladera improvisada y nos quedamos conversando, poniendo en alerta a las reporteras de la Lesboclick, muy leída entre las presentes.

Marisol me preguntaba cosas obvias de la vida, yo le contaba cosas que no sé muy bien si eran reales o inventadas, pero me mantenían cerca suyo, que era lo único que me importaba. Palabras. Yo quería alargarlas y contaba historias. Ella las escuchaba, hacía preguntas y hasta algún comentario.

Las chicas se pusieron a bailar y al segundo, estábamos todas en una ronda. El alcohol, había subido algunos grados el ambiente. Ya no había brisa. Ya no había prisa.

Ángeles abrazaba a Marisol. Se besaban. Yo buscaba un lugar donde alojar mi cuerpo.

Casi como un trueno. Marisol tomó mi mano. Mi cuerpo comenzó a llover. Ella me miraba provocativa, yo me mojaba. Soltó su mano izquierda, abandonó la mía derecha, dejando caída mi pregunta. Su mano derecha abrazaba los Ángeles, en cuanto la otra, llevó para sí mi mentón, y me enchufó un beso de película.

Las “reporteras” comenzaban a hacer comentarios y hasta a sacar el block de notas.

- ¡Marisol zafada! – gritaba una

Nosotras nos reíamos.

Al ratito se repitió. Yo la dejaba a ella tomar la iniciativa. Era la primera vez que yo atravesaba por esa calle, la Avenida de la poliamorosidad.

Um comentário:

Janaína Leslão disse...

olá!
leio seu blog há uns meses, porque sempre envia para lista feminista!
gosto de seu trabalho, por isso linkei vc e sua página.
abraços!