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quarta-feira, 21 de julho de 2010

sororidad

la palabra sororidad, en feancés, sororité, viene de soeur (hermana).
en cunato la palabra fraternidad, viene de la palabra frère (hermano) . las feministas y quienes nos hemos interesado en el tema de la his-herstoria, sabemos que la fraternidad viene de cuando los hombres salían juntos y se iban "de putas".

por eso, para diferenciarnos y crear nuestra propia versión, somos sororales. je



sábado, 17 de julho de 2010

El club de la fraternidad



x marian pessah

En estos días en Brasil, solo se habla de un tema. Terminado el fervor del mundial, el futbol no abandona las primeras planas de los diarios, ni su lugar en los televisores. Ya no es la selección nacional, sino Flamengo, uno de los equipos más importantes de Río de Janeiro.

Hace casi un mes que Eliza Samudio, una modelo de 25 años, está desaparecida. Se sabe que fue amante del arquero Bruno Fernandes de Souza. Hace días que venimos asistiendo a la búsqueda de quien podría suponerse, estaba muerta. O para decirlo de otro modo, asesinada que no es lo mismo, ni es igual.

Lo vemos en la pantalla y parece una película de terror, pero es un nuevo feminicidio, asesinato de una mujer, alevosamente premeditado.

Luego de dos semanas empiezan a salir a la luz las primeras piezas del rompecabezas.

Bruno, un muchacho violento, ha osado enfrentar a la jerarquía máxima de su club de futbol. Sí, a quien lo preside. Resulta que es la primera vez en el país, que una mujer llega a tan importante y ¿masculino? cargo. ¿Nos sorprende que un macho la enfrente? No. Estamos acostumbradas que en esta sociedad patriarcal, primero viene hombre, luego, cualquier cargo de mujer.

Antes de que las cosas empeoraran, decidieron que el arquero le fuera atajar la pelota a otro club. Comenzaban a hacer los papeles con el Milan de Italia, cuando antes de partir, a Bruno se le ocurrió dejar la casa en orden. Se había cansado de “jugar” con su amante, con quien ya tenía un bebé de cuatro meses y la mandó guardar.

Le pidió ayuda a sus amigotes. Ellos la raptaron en Río de Janeiro. Una vez en la camioneta, un adolescente de 17 años, primo del jugador, le dio un golpe con un arma en la cabeza. Manchas de sangre dejan los vidrios salpicados al mejor estilo Pulp Fictions. Pruebas que ayudarían a revelar las piezas.

Una vez en la estancia, en el estado de Minas Gerais, le toca el turno a otro fraterno compañero, un ex policía “experto en matar”. Le ata las manos y la estrangula. Luego la cortan en pedazos, y es devorada por los hambrientos rotweiller; entrenados especialmente en comer carne humana.

Algunos diarios ya están llamando a Bruno de monstruo. Rita Laura Segato – antropóloga y especialista en temas de feminicidio - dice que llamarlo así es individualizar una acción que es colectiva. Ella quiere llamar la atención, de que no es un hecho aislado, ni una única persona que actúa. Bruno cuenta con la complicidad de sus amigos, del primo, del hermano y hasta de mi vecino, que decía que él sólo pretendía asustarla.

La discusión que tiene con Patrícia Amorim, su jefa, fue por motivos de violencia. Ellos defendían a otro jugador que le había pegado a su mujer.

Por otro lado, Felipe Melo, el mismo que fue expulsado en el último juego de Brasil por pegarle a un holandés, y hasta querer quitarle la pelota con la mano, en una conferencia de prensa internacional, al referirse a la pelota, se burlaba y la llamaba concheta. Es que la pateás, y la pateás y no sale de lugar. También están las que son como putas, las patéas y a ellas les gusta.

Un hermano del arquero es entrevistado. Habla de él con mucho orgullo, las palabras vienen del interior de una casa típica de la favela. Él lo defiende con lágrimas en los ojos, dice que las malas son ellas. La mujer siempre anda rodeada de malas compañías. Y su amante…

Nada nuevo bajo el sol. La culpa siempre será de las mujeres. Todo irá a explicar porqué merecieron la muerte. Así parece ser también entre otros jugadores, y hasta con el verdulero de la esquina, me lo cuenta una amiga indignada.

Esta vez el gol entrará derechito, no habrá arquero que pueda atajarlo. Hoy Bruno está encerrado en prisión de seguridad máxima, esperando la decisión del juez. También los amigotes.

¿Fin de juego?


sexta-feira, 16 de julho de 2010

soledades polítikas

Me siento rara. Veo a mi alrededor tanta efervescencia porque en Argentina han modificado la ley, y ahora todas las personas que así lo deseen podrán casarse. Y me siento tan sola en este momento, preguntándome… ¿era eso lo que queríamos? Ahí me viene la letra de Ouro de tolo, de Raul Seixas, cuando él canta que debería estar contento porque es un ciudadano respetable. Y vuelvo a preguntarme, como activistas, ¿es eso lo que queremos?

No me parece un dato menos, una coincidencia "más" a tener en cuenta, a mí que me encanta asociar, que el debate en el senado, haya comenzado el 14 de julio. Quién sabe sea un gran comienzo, así como en 1789 en Francia era el día de la Toma de la Bastilla, el momento en que los hombres – no la humanidad -, se libertaban y a partir de ahí “nacería” una Olympe de Gouge, y le sucederían una Mary Wallstonecraft, Nisia Floresta Brasilera Augusta y tantas otras. Quiero traerlas y recordarlas hoy a ella, a las “chatas, pesadas” de la his-herstoria, así, hoy, no me siento tan sola.

Ouro de tolo

assim me sinto frente ao Matrimônio igualitário de Argentina

toca ai, Raul!!!



quarta-feira, 14 de julho de 2010

La tarde fue celeste, lo de Bergoglio fue lamentable



Con un clima de 5 grados Montevideo se tornó en una fiesta de color celeste. Los 22 jugadores de Uruguay llegaron a ésta capital , que a pesar del frío dio, el pueblo dio su calor para recibir en la calle a la escuadra celeste. Uruguay sonrío, festejó y quedó con esas ganas de pensar que la copa estuvo cerca. A pesar de la alegría futbolera, algunos nos dimos un tiempo para mirar algún informativo argentino y saber que sucede en la patria hermana.
La discusión sobre el matrimonio gay sigue siendo en la vecina orilla una de las noticias más importantes. Lo que no deja de ser noticia es el discurso del cardenal Bergoglio realizado en la zona de Constitución. " Somos campeones de mirar para el costado" decía el primado argentino, vistiendo su casulla amarilla y el solideo púrpura distintivo de cardenales y obispos.
Aprendemos desde jóvenes que para juzgar ciertas actitudes debemos tener moral y si justamente algo no tiene Bergoglio es ésta última palabra. Cuando la Comisión de Derechos Humanos visitó la ESMA en 1979 no encontró ni rastros de los prisioneros. Con la ayuda del nuncio apostólico en la Argentina Pío Laghi, la del vicario castrense y la del primado Jorge Bergoglio, la Armada de Massera escondió a estos presos en la isla "El Silencio", ubicado en el Tigre argentino y lugar de recreo del arzobispado de Buenos Aires, como forma de demostrarle a esa comisión que en la Argentina no se torturaba.
En esa residencia de la iglesia pasaron un mes los últimos secuestrados que en 1979 le quedaban al grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada, bajo la atenta, cómplice y desvergonzada mirada de las jerarquías eclesiásticas de Tortolo , Bergoglio , Graselli ( vicario castrense en ese tiempo) y Laghi, dignos esponentes de la cruz y la espada.
El 3 de octubre los presos fueron devueltos a la ESMA. la comisión se fue sin poder ver absolutamente nada de lo que buscaban como tampoco los que le fuera denunciado
Bergoglio no solo miró para el costado, guiñó su ojo para decirle a Massera cuente con nosotros Vicealmirante, hoy no puede hablar absolutamente de nadie, y menos cuando gran parte de su iglesia y él en particular no abrieron su boca para acusar al cura Grassi o a otros tantos sacerdotes abusadores de niños.
Algo hace enorgullecer a los uruguayos, y son las tempranas leyes de secularizació n de los años 1870 a 1919 cuando el presidente Baltasar Brum, víctima de la dictadura terrista del año 1933, decide separar la iglesia del estado, no teniendo las jeraquías eclesiásticas uruguayas mayor peso en torno a las decisiones del presidente o del parlamento. Sabrán los gobernantes y pueblo argentinos cuando sea el momento de separar a ambos. como sano ejercicio de una democracia laica y que solo responde ante el soberano.
De una u otra forma la historia los perseguirá, no serán inmunes ante el juicio del tiempo, rendirán ante ellas las cuentas necesarias y darán explicaciones de sus persecuciones y silencios cómplices.
La tarde. La tarde fue celeste para nosotros, pero con color a desverguenza la homilía de Bergoglio.

SANTIAGO TRICANICO
periodista y escritor Montevideo Uruguay

segunda-feira, 12 de julho de 2010

en respuesta a un "normal"

Esa normalidad que tanto me aburre

x marian pessah

Esa normalidad, la cual cierta gente se jacta de tener y hasta disfruta como un privilegio, es la misma que les ha impedido VER; observar la posibilidad de pensar y pensarse fuera del sistema establecido. Fuera de lo que siempre se espera que hagan y/o digan.

Está fuera de su alcance de visión – y pensamiento – la posibilidad de que haya en el mismo mundo que ellxs habitan, seres desconformes y no por eso nos sintamos mal, ni inferiores. Simplemente anormales.

Nosotrxs no seguimos su norma jerárquica-mente dictada, porque simplemente nos aburre, no la elegimos y no deseamos ser parte de ella.

Para estas personas que la realidad tiene que ser tan concreta y tangible, vale citar a la Real Academia Española. Para ella, la “a” que antecede una palabra, significa que “Denota privación o negación, o sea, que le falta algo. Si yo me aburro con “tu” normalidad, ¿quién es el burro? Y si a la normalidad, también le agrego la a, delante de la palabra, asumiéndome anormal, estoy hablando de otro mundo posible, tal vez, esté hablando desde mi propio mundo. Ergo, da ganas de decirle a ciertas personas ¡bajate del banquito, pichón!

Esta misma gente, nunca se habrá puesto a pensar que habemos quienes no queremos su aceptación. Cuánto rechazo me causan esas normatividades tan bien acomodadas en el cuadradito asignado – al nacer – y conservado en formol, y sin el menor asombro de nada. Es que están a la sombra de todo. ¿No se dieron cuenta que fuera de sus cavernas existe un sol?

Ese es el problema, que no ven, no escuchan. La potencia tortillera nos da la posibilidad de revertir realidades. Tenemos la sartén por el mango – y el mango también – para dar vuelta las cosas que no nos gustan. No nos degradamos – como escuché decir a ciertos normales, los mismos que asumen y promueven la heterosexualidad obligatoria a rajatabla – porque no nos comparamos, simplemente ponemos nuestras energías en hacer y cuando sentimos bronca y rabia, como es mi caso en este momento, el desafío es revertirla en acción, gritos empalabrados en papel, que viajen en avioncitos de colores y lleguen a varios lugares. Así es como seguimos tejiendo, pero en lugar de esperar la vuelta de “nuestro amado”, y tejer y destejer, urdimos redes de complicidad.

Estas son nuestras realidades. Realidad, es que son muchas, no hay una única verdad, hay tantas como queramos, porque así como la sartén, también tenemos el hilo, la aguja, el papel. También los ojos para ver y el cerebro para decidir quiénes queremos ser. ¿Yo? Anormal. Gracias

quinta-feira, 8 de julho de 2010

amenaza


No soy a favor de leyes, ni de reconocer estos gobiernos, pero me encantó esta “amenaza” que hacen mis compañeras de Neuquén – Argentina.

Es que el 14 de julio se votará por el matrimonio igualitario. Si o No.

deseo libertad - igualdad - sororidad

Autonomía, siempre

segunda-feira, 5 de julho de 2010

fotografias da reforma agrária

sábado 3 de julho foi a inauguração, e foi ótimo!!!

durante a exposição de fotografias de meus/minhas alunas/o. Pediram para eu dizir um discurso, aqui ele.

para ver mais fotos http://www.flickr.com/photos/marianapessah/sets/72157624229679235/

Foi em novembro. Eu estava reunida com as mulheres e já começávamos a preparar “nosso mês de março”. Aí uma companheira comentou que uma – outra – argentina estava desenvolvendo um trabalho legal na Casa da Leitura.

Casa da Leitura? Perguntei. Eu ainda não conhecia o projeto em que tinha sido transformada a “casa do teto verde”.

- Sim, vai lá conhecer! Me disseram.

Cheguei e em seguida encontrei a Cilone. Ela, bem empolgada, começou a falar do projeto.

- Que legal, e vocês não gostariam de ter uma oficina de fotografia?

Uma hora depois, chegava Graciela, com a irmã recém vinda da Argentina, outra professora da UFRGS, a neta... Seguimos conversando, trocando idéias, experiências.

Depois de uma meia hora tive que sair, como já dizia, estava reunida com a mulherada fazendo o registro fotográfico dos trabalhos das caveirinhas e participando dos debates do mês de março – luta das mulheres.

Trocamos telefones, correios eletrônicos.

Na última semana do mês, nos encontramos com a Graciela e o Paulo, num café em Porto Alegre. Conversamos sobre como seriam as aulas, sobre o meu método. Falamos que eu nunca tinha dado oficinas para pessoas do campo, mas sim na área política.

Mês de abril. Áries, fogo, força, vida. Uma imagem vale mais que mil palavras.

Eu falei que não receberia dinheiro, cada participante daria o que tem, o que sabe. Eu, o meu amor pela fotografia, em troca receberia produtos da reforma agrária.

E assim foi, a cada semana eu voltava a casa com os “bolsos” cheios de produtos orgânicos, como aipim, bergamotas, geléia, arroz integral.

- Profe, este feijão, colhi eu mesmo da casa dos meus avós......

- Estas bolachinhas, nós mesmas que fizemos.

Essas palavras e atitudes me fizeram feliz ao longo deste tempo. Também, as conversas que tínhamos na volta com a Marivone.

No começo, os diferentes níveis de quem estava mais acostumada/o com a câmera, e quem pegava o aparelho pelas primeiras vezes, era perceptível. Com o correr das aulas, do tempo e dos exercícios, essas diferenças foram desaparecendo. Estou certa que hoje ninguém percebe isso na exposição.

Com o trabalho coletivo, fomos nos emocionando, nos envolvendo com os chuchus do Gustavo; o vô que lavava roupa da Ariana; os porcos e animais da Carini; a granja da Rosa; as crianças da Cilone; as laranjas que mostravam a produção da Gisela, junto com um irmão que virava a noite estudando.

Este é o quotidiano do assentamento Filhos de Sepé.

Como a gente veio trabalhando durante 3 meses: fotografia significa desenhar com a luz. Ou seja, foto é luz e grafia, desenho.

Mas também poderia se colocar luz no que a gente quer mostrar, na hora que aproxima o olhar de um fato que outras pessoas não tem acesso, ou simplesmente não conseguem perceber. Poderíamos dizer que utilizamos a fotografia para levar luz a temas pouco comuns, mas também que desenhamos o que nós queremos e o mundo que desejamos habitar.

Poderíamos acabar concluindo que a fotografia é uma ferramenta de luta, com a qual estamos construindo o outro mundo possível. E dando a conhecê-lo às pessoas que não conseguem perceber isso, ou simplesmente, não tem acesso a esse conhecimento, a essa informação.

Estas fotografias que aqui apresentamos nas paredes, são um grande abraço, pura alegria. Queremos mostrar que outro mundo é possível e que nós estamos abraçando sua construção.

marian pessah

fotógrafa

julho de 2010

sexta-feira, 2 de julho de 2010

Imaginen a los dinosaurios en la cama

Publico este maravilloso texto de la siempre inteligente y luchadora Marta Dillon.




Por Marta Dillon

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-6273-2010-06-27.html

Una escena de la vida cotidiana antes de entrar de lleno en el asunto:

Estamos en un restorán frente a Parque Lezama, uno en el que los mozos conocen nuestros nombres y devenires de tanto sentarnos a sus mesas de manteles blancos. Somos dos parejas y mi hija mayor. Es su cumpleaños y aunque vivimos lejos de esa cuadra de Buenos Aires ella quiso festejarlo ahí, tal vez en honor de los ya lejanos tiempos en que se dormía sobre dos sillas en ese mismo lugar. Era el festejo familiar, después se iría con sus amigos. El lugar estaba atestado de gente, ruido de cubiertos y voceo de comandas, conversaciones cruzadas de las que a veces se distinguen algunas palabras o carcajadas sueltas. En medio de esa agitación, no recuerdo cómo, desde otra mesa empezaron a molestarnos. Nos hicimos las osas frente a la provocación, la obscena mención a las tetas de alguna de las cinco mujeres que compartíamos el festejo y hasta obviamos una mano boba que rozó mi hombro cuando uno de los cuatro tipos que nos tenían en la mira pasó a nuestro lado rumbo al baño. Pero el hartazgo empezaba a espesarse como el caldo de un puchero a fuego lento y alcanzó punto de hervor cuando con gesto baboso y mirada lasciva uno de los tipos le dijo a mi hija que se fuera con él y dejara a esas “lesbianas de mierda”. “No lo aguanto más”, dijo ella y por ella yo me paré, fui hasta la mesa de los chongos, tomé una copa y lo bañé con vino tinto. La copa se rompió por su manoteo y un súbito silencio cayó como un telón sobre la escena. Esa vez, los tipos fueron expulsados del lugar.

La vida cotidiana trae en su envoltura de rutinas, placeres y sinsabores muchos episodios como éstos. Podría contar también de esa señora que después de trabajar una semana en casa fue a su templo el domingo y volvió el lunes con su renuncia porque no quería arder en el infierno como arderíamos nosotras. En general, esos episodios sólo alimentan mi ánimo guerrero, sobre todo porque nunca han comprometido afectos, que es lo único que verdaderamente duele. Es más, si me preguntan rápido si he sufrido discriminació n contesto que no, tardan en titilar en mi memoria estos relámpagos de violencia aun cuando me muerdo los labios de bronca cuando me descuentan de mi sueldo el impuesto a las ganancias porque a pesar de tener familia ésta es invisible para la ley. O cuando en oficinas de Migraciones, por ejemplo, intentan separarme de mi mujer y de mi hijo, que pasan por la ventanilla prioritaria para bebés y embarazadas, y me tratan como si me estuviera colando cuando las familias heterosexuales pasan en grupo lo más campantes. Siempre tengo la protesta lista, la voz fuerte, la seguridad de que tenemos derecho, de ser la madre de mi hijo y me alegro de haber elegido a mi esposa para que sea la madre de mi hijo. Sin embargo, tengo que admitirlo, un coágulo de angustia se instaló en mi garganta en el último tiempo. Está empezando a darme miedo lo que habilita la discusión sobre la ampliación de la figura del matrimonio desde que se instaló en el Senado. Me dan miedo las amenazas explícitas como la que publicó en su editorial del sábado 19 de junio el diario La Nación en la que se habla de la “ansiedad, inseguridad, miedo” que pueden sentir nuestros hijos e hijas por los motes burlones que les pueden dar en la escuela, por “tener que admitir la homosexualidad de sus padres”. Es decir, nos están advirtiendo que como “ellos” existen y no toleran nuestras opciones, si las hacemos de todos modos van a burlarse de nuestros hijos e hijas, les van a generar “ansiedad, inseguridad, miedo”. Me da un escozor parecido al pánico saber que las Iglesias están sacando a la calle a los alumnos y alumnas de sus colegios privados para que se manifiesten en contra del matrimonio ampliado y que el estado de San Juan las ampara “justificando” las faltas del alumnado a la escuela. Me da bronca y también miedo que quede habilitada la palabra de supuestos profesionales que a contramano de la Organización Mundial de la Salud –para ponerlo en términos institucionales– siguen hablando de que la “homosexualidad” es una enfermedad, un desviación y que hay ¡cura! para esos males que no son otra cosa que expresión de la diversidad humana. Me eriza los pelos de la nuca escuchar –como dijo la ilustre Chiche Duhalde– que nuestras parejas no duran más de tres años, que tener un hijo gay es “un problema personal”.

No es momento de tener miedo. Pero lo tengo. Y hace mucho que aprendí que la mejor manera de enfrentar al miedo era nombrándolo.

Nosotros y nosotras, quienes ya formamos familias, vivimos en pareja, festejamos nuestras uniones y nuestros amores y desamores besándonos en la calle, discutiendo cuando es necesario, llevando a los niños al cine y a tomar helados, explicando con paciencia que somos dos madres y no la madre y la tía y que somos pareja y no hermanas; nosotros y nosotras hemos expuesto a nuestras familias con orgullo por quienes somos y con orgullo militante. Porque es un momento histórico, porque la visibilidad es necesaria, porque tenemos derecho pero todavía no tenemos derechos.

Pero también es cierto que empieza a hartarme tener que dar pruebas de amor verdadero. Como si los heterosexuales se casaran sólo por amor. Me agota hasta el infinito que se esté analizando nuestro nivel de normalidad, como si la normalidad tuviera algún valor. ¿Qué es lo normal? ¿Comer asados los domingos, ir a trabajar de lunes a viernes, vestir polleras si sos mujer, coger en la posición del misionero? ¿Es normal tener cuarenta y pico y querer tener un cuerpo de veinte? ¿Es normal vestir sotana y asustar a los niños con el infierno? ¿Y a mí qué me importa? En este país también fue normal que la gente desapareciera, que yo todavía no pueda enterrar a mi madre, que los crímenes aberrantes se juzguen más de treinta años después, que los curas bajaran a la catacumbas de los campos de concentración a bendecir a los torturados. Todo eso era normal. Pero no quiero caer en el golpe bajo aunque sea tan tentador que ya me estoy levantando de esa caída. Lo cierto es que la normalidad tiene valor cero, sobre todo porque la normalidad es como el agua, fluye y se adapta a la forma que la contiene. ¿O acaso no fue normal quemar judíos en las hogueras de la inquisición? Perdón, me caí de nuevo.

Cuando me enamoré de quien ahora arbitrariamente llamo mi esposa, cuando el amor arrasó con todo lo que creíamos ya establecido –como nuestras moradas individuales, por ejemplo– y quisimos festejarlo y unirnos legalmente, fuimos al registro civil y nos notificamos de que para pedir la Unión Civil debíamos dar prueba de dos años de convivencia cumplida. Por supuesto encontramos testigos y testigas dispuestas a mentir, pero no dejó de ser una espina eso de tener que dar pruebas de nuestro amor antes de buscar el amparo legal. ¿Por qué? ¿A cuento de qué? ¿Acaso los heterosexuales no pueden casarse al mes de conocerse si quieren? Ahora, por caso, nos piden pruebas de que nuestros hijos e hijas van a ser criados en la santa heterosexualidad, que no los vamos a manchar con nuestras dramáticas opciones sexuales. Ajá. ¿Y por qué? ¿Quién dijo que es mejor ser hétero que gay o lesbiana o travesti? Lo dicen los que están dispuestos a hacernos la vida imposible si no somos como ellos. Los que pueden llegar a autorizarnos una “unión concubinaria” pero nos esterilizarían si pudieran, olvidando que la gran mayoría de nosotros y nosotras tuvimos madres y padres hétero.

Escribo mientras mi hijo menor grita gol y patea una pelota para dejarla justo bajo mi pie. Se la devuelvo. Hijo de lesbianas y futbolero. ¿Será porque somos machonas que le gusta el fútbol? ¿O será porque su tío Luis le regaló la pelota del Manchester antes de que supiera caminar? La familia, mis nada estimados dinosaurios, no es sólo la pareja que cría; también son esos vínculos que llenan de afecto la vida cotidiana, que tiñen con su impronta personal los deseos que se van formando, la imaginación, el porvenir. Son esos vínculos que amortiguan el impacto de las bestialidades que tenemos que ver y escuchar por estos días, son los y las que nos van a acompañar el lunes para defender no el derecho de nuestras familias a existir –ese ya lo tenemos, lo tomamos por asalto– sino el reconocimiento legal de nuestra familias.

Yo puedo tener miedo, señores y señoras dinosaurios. Pero ustedes tienen mucho más: saben que el cauce de vuestra normalidad ha sido desbordado hace rato. Y a este fértil desmadre no hay ley que lo contenga.

La marcha en apoyo a la modificación del matrimonio para ampliarlo a todas las parejas es el lunes 28 a las 18 en el Congreso Nacional.